Mallorca

Qué es Mallorca si no un cúmulo de sentimientos que se cogen de la mano y que dejan su esencia en el visitantes con el paso de los años. Mallorca es pura esencia, es olor y color, es la magia de la naturaleza en estado puro y la representación de la calma en todo su esplendor.

De norte a sur y de este a oeste la isla ofrece a quien a ella se acerca todo lo bueno de su tierra: Desde paisajes a vino tinto y blanco pasando por una gastronomía de primer nivel y una oferta cultural y de ocio digna de los principales puntos turísticos del planeta.

Mallorca es tendencia, es naturaleza, es gastronomía, es business, es náutica, es luz, es calidez y es única en todos los sentidos. Única e irrepetible. Bienvenidos a la isla de la calma.

Mallorca y sus paisajes

Llegar a Mallorca por primera vez es quedarse prendado ante el espectáculo que ofrece la agradable intensidad de la luz sobre el paisaje y el color del cielo. Las cálidas temperaturas y el ambiente transmiten una sensación que consigue atrapar al visitante y embriagarle de la vitalidad de la isla.

Y es que su particular orografía hace que la isla presente ese peculiar abanico de paisajes y colores. Y si en la Serra de Tramuntana (Patrimonio Mundial de la UNESCO) los picos alcanzan los 1400 metros de altura y los 500 en la Serra de Llevant, en el fértil plano central de la isla el se puede disfrutar de la bellísima imagen resultante de la unión de sedimentos marinos, restos de material de montaña desplazado y arena del mismísimo Sahara.

Todos estos paisajes mallorquines están ensalzados por la magia del mar. Un mar que en sus diversas relaciones, tanto con la superficie como por la acción del hombre, conforma una amplia variedad de puertos, bahías, calas y playas. Lugares de especial belleza y rincones pintorescos que están en yuxtaposición con otros más cosmopolitas donde se unen el comercio, la oferta cultural y las grandes obras arquitectónicas.

Población, sus tradiciones y oferta cultural

Mallorca tiene su propia historia, su lengua, su acento y una marcada personalidad. Nuestra isla es un encuentro de culturas y civilizaciones; una comunidad tradicional y cercana acostumbrada al paso de los viajeros que la visitan y que han dejado sus huellas a lo largo del tiempo.

Con un censo de 800,000 habitantes, la isla ha contado con la presencia (puntual o prolongada en el tiempo) de personalidades internacionales de la cultura, la política y la realiza. En Mallorca ha dejado huella el compositor Chopin y la poeta George Sand, pero también Robert Graves, el monarca Rainiero de Mónaco y Grace Kelly y actores de la talla de Charles Chaplin, John Wayne o Claudia Cardinale.

La calma y la discreción que tanto caracteriza al carácter mallorquín han favorecido, además, que la isla de Mallorca se haya convertido en el refugio vacacional de numerosas celebridades de la talla de Michael Douglas y Catherine Z-Jones, Jack Nicholson, Bruce Springsteen, Claudia Schiffer, Annie Lenox o hasta la mismísima Eva Longoria.

Un lugar de lujo que tiene además la gran suerte de ser la base de la Familia Real española tanto en pascua como en el mes de julio cuando fijan su residencia en el Palacio de Marivent para vivir en primera persona toda la emoción de la regata más importante del mundo, la Copa del Rey de Vela celebrada, desde hace 36 años, en el Real Club Náutico de Palma (RCNP).

En Mallorca se celebran tradicionalmente una gran multitud de festividades locales que, sumadas a las nacionales, hacen de la isla un punto relevante de folclore y cultura. Las fechas más señaladas son la festividad de San Sebastián (patrón de Palma) -que se celebra el 20 de enero con sus tradicionales torradas en las calles de la capital- y Sant Antoni Abad y su víspera, una fiesta que cada 16 y 17 de enero llena las calles de hogueras y demonios.
Y si en Inca es representativo el Dijous Bo, con comercio y ocio al aire libre; es la batalla de los moros y cristianos la que llena de color cada 2 de agosto las bellísimas calles del pueblo y el puerto de Pollença.

Dentro del plano cultural pero en otro orden de cosas, Mallorca cuenta en su haber con una amplia oferta de auditorios, teatros y museos con una programación constante y más que interesante. Destacan especialmente en invierno la oferta de ópera y ballet dejando paso, ya con los meses estivales, a festivales al aire libre como el de Pollença o el de jazz en Sa Pobla.

Ya hablando de museos, adquiere una relevancia más que destacable la Fundación Joan y Pilar Miró, el espectacular Museo de Arte Contemporáneo Es Baluard, el de museo de la catedral y la Fundación March entre otras tantas galerías de mayor y menor tamaño.

Artesanía y sabor tradicional

Mallorca es artesanía y producto balear en su máximo exponente. De hecho, el visitante puede adquirir auténticas maravillas artesanales que van desde el calzado de piel hasta el vidrio soplado, las perlas de Manacor o la alfarería rústica.

Ya a nivel gastronómico la isla puede presumir de producción de licores de hierbas, de tomillo, naranja y de aceite. Un oro líquido cuya producción se remonta al siglo XV y que se obtiene de la presión de las variedades de aceitunas mallorquinas o bien de empeltre, arbequina o picual.

Pero Mallorca es también sinónimo de buen vino; por algo cuenta con dos denominaciones de origen (D.O.Binissalem-Mallorca y D.O. Pla i Llevant), 70 bodegas y más de 500 marcas de vino con reconocimientos en el mundo entero y con un sabor afrutado y especial sólo posible gracias al clima de la isla.

Gastronomía y Repostería

Las reminiscencias árabes y la peculiar y exquisita mezcla de los sabores dulces y salados están presentes desde hace siglos en las cocinas de Mallorca. Un estilo que se da tanto en platos de cuchara como en la repostería tradicional.

En salado, destacan por su sabor y su preparación el frito mallorquín hecho con carne, patatas y pimientos o bien en su versión marinera, de igualable gusto. Las sopas mallorquinas, el tumbet de verduras, los esclattassang (la variedad más exquisita del rovellón) o las berenjenas rellenas son junto con el arros brut, y el pa amb oli algunas de las delicias de la isla. Sin quitar protagonismo, eso sí, a los embutidos (como la sobrasada, el butifarrón o el camaiot) o al queso.

En lo que a repostería se refiere, la isla puede presumir de tener una extensísima carta de variedades que hacen las delicias del visitante y que llevan el nombre de Mallorca por medio mundo.

Así, a la popularidad de las tradicionales ensaimadas (en cualquiera de sus variantes) hay que sumar las empanadas de pasta dulce (también en versión salada rellena de carnes y verduras), los crespells y robiols (rellenos de requesón, cabello de ángel o mermelada) o las exquisitas cocas de patata de Valldemossa.

Estilo de vida y ocio nocturno

El estilo de vida en Mallorca es tradicionalmente mediterráneo. En nuestras costas así, se combina el lujo tranquilo con el día a día familiar y la calma del día con el ocio nocturno más auténtico y con el sello Mallorca.

Y como isla mediterránea que es, Mallorca recibe al visitante con una cálida acogida acercando su amplia variedad de restaurantes, cafés y establecimientos hoteleros de primer nivel equipados a la perfección para brindarle su conocida hospitalidad y para ofrecerle lo mejor de nuestra isla.

Si como complemento a su reunión se decide por las compras, en Mallorca encontrará –sin duda- establecimientos para todos los gustos. Así tanto en la capital Palma como en el resto de municipios, puede elegir entre tiendas de lujo de grandes marcas o tiendas con estilo y pequeñas boutiques, u otras alternativas como los mercados y los mercadillos en los pueblos.

La noche es otro punto fuerte de nuestro estilo de vida. Con una oferta para todas las edades, la noche en Mallorca es especial, con un color negro azulado y con sabor a sal y jazmín. Para disfrutar de las horas del ocaso nada mejor que dejarse llevar por el estilo y el glamour de Puerto Portals, del nuevo Porto Petro, de la increíble Marina de Port Adriano o de las bellísimas terrazas que forman el Paseo Marítimo y la Bahía de Palma.